Las imágenes de la Serie Barcelona podrían definirse como cápsulas de tiempo circulante en órbitas distantes pero perceptibles. Todas ellas son escenas concretas, tienen la voluntad de hacer de la imagen un objeto y giran entorno a un tema en principio secundario como el aire o la luz. Ejemplos de lo que el artista entiende por “tableaux” son la expresión de éstas determinadas. Barcelona y su extrarradio sirve esta vez de escenario al artista para mostrar la calidad de unos espacios urbanos “sin cualidades”, espacios transitorios como los del cruce de calles. Lugares dónde ha pasado alguna cosa o dónde pasará y dónde se ensaya un sútil juego entre realidad, ficción y verosimilitud.

Considerando el lugar como el emplazamiento que el hombre crea en el mundo para afirmar su existencia, Jean-Marc Bustamante define un lugar familiar que a la vez es desconocido, en cierta manera enigmático, recortándolo del entorno al cual pertenece. Los márgenes de la obra (y, por analogía, los límites de nuestro campo de visión) se evidencian a través de marcos, delineaciones y contornos pronunciados. Ejemplos de la investigación del artista de la capacidad por la experiencia que aún podría vivirse en la inmediatez, sin enfoque conceptual ni más comentario y que podemos entender más que como memoria o testimonio, como cuestión en ellas mismas.